Después de pasar una buena noche, pues ya comenté que la habitación estaba en perfectas condiciones (incluidos los colchones), nos levantamos para desayunar a a las 7:30 y ponernos en marcha -si quiere la moto de Alberto- sobre las 8. El desayuno, correcto sin más, la verdad es que casi como en todos los sitios en los que he estado. Hay que hacer mención al responsable del alojamiento que al pedirle la cuenta no quiso cobrarnos la cena del día anterior, que aunque escueta, no dejaba de ser comida y bebida y tenía un costo.
Las notos estaban encerradas en el garaje -otro detalle-. Cargamos el equipaje y… arrancamos. La moto de Alberto ha tenido ese detalle. Ella es la protagonista inevitable, porque si no arranca, nos parte la ruta y hay que avisar para repararla, llevarla al taller… No obstante, por hoy, hemos podido completar la ruta, a costa de algún arranque cuesta abajo.
Por lo demás, hoy hemos tenido la primera etapa alpina y para ser el aperitivo, no podía ser mejor. Unos cuantos passos y el famoso Stelvio de más de 2700 metros se altura. Impresionante. Luego con las fotos pondré referencias, pero para el detalle, mejor os remito a la entrada donde comento el itinerario. Ahí tenéis todas las etapas detalladas y con los passos que atravesamos.
Seguimos pasando por zonas guapas, pero no hay que dejar de aprovisionar la máquina y al maquinista.
Todos los moteros están allí reunidos y los ‘otros’, los ciclistas también. A mi me parece increíble que sean capaces de subir lo que yo he subido con la moto. Pero esta claro que se es capaz si te preparas.
Lo que si que esta claro, es que llegar allí arriba y ver esas montañas, es un paraíso para la vista. Sin embargo, toda la majestuosidad de esas montañas se me ha venido abajo. Son montañas con pies de barro. No uno, ni dos, sino varios picos se desmoronan, se van deshaciendo poco a poco. La erosión que sufren es implacable y terminaran cayendo como castillos de arena en una playa. Yo no lo veré, es obvio, pero llegará ese momento.
Bueno, y una vez comentado este punto, regresamos a las motos. Montones de ‘tornantis’ para subir y bajar. Seguro que alguno os dira que es el paraíso motero. Miente. Las tornantis, son la maniobra mas incómoda que conozco. Pero… tiene su encanto -supongo-.
Bueno, el caso es que, como ya he dicho, aparte del famoso Stelvio hemos pasado algún que otro puerto más, con lo que no podemos quejarnos de la conducción, pero estar desde las 8 de la mañana hasta pasadas las 8 de la noche en danza, se hace algo pesado. Pero claro, nosotros nos lo hemos buscado, de modo, que hay que apechugar. Eso sí, con el relajo necesario para comer.
Para celebrar este primer día y como en el hotel a la hora que hemos llegado ya estaba cerrada la cocina (igualito que en España), hemos decidido bajar al pueblo a cenar. Bajar ha sido fácil, la subida de vuelta, ni os lo cuento. Bueno, hemos cenado unos macarrones, pizza 4 formaggi y una ensalada primavera. No preocuparse que con la subida al hotel hemos gastado las calorías cogidas con la comida y la cena juntas.
Hablando del alojamiento, el hotel no está mal, pero no hay aire acondicionado, las habitaciones no son tan nuevas y para mi gusto, peor que el primero. Pero esto es así cuando no buscas hoteles de 4 estrellas.
Mañana hacemos los Dolomitas, en un círculo que nos lleva por los mas típicos puertos de esta zona.
Como se nota que llevas compañía. El año pasado escribías mucho más pronto, por aquí todo bien aunque con un calor espantoso.
A ver si hay suerte y la moto de Alberto se sigue comportando.
Que descanséiis y mucho animo para mañana, ya están ahí los Dolomitas
Un beso grande