Mis viajes y…

08/07/2019 Civitavecchia-L’Aquila

Me levanto muy pronto. He dejado la ventana demasiado levantada. Me ayuda a despertarme. Mejor así, tengo más tiempo. Hay muchas cosas para desayunar, pero no me van mucho. Croissant con mermelada por dentro y zumo de naranja, de bote, claro. A las 8 prácticamente estoy de marcha. Llego a la moto y confirmo que estaba en su sitio. Cargo todos los apechusques y p’alante.

Así, llegó pronto a mi primera cita la «Civita di Bagnoregio«. Sitio espectacular. Vistas alucinantes. Parcheggio de pagamento. Tienes que dejar la moto/coche a una muy buena distancia del puente que te lleva a la ciudad, con lo que el paseo es importante. Primero bajas (pensad en la vuelta) y luego subes al pueblo. Con los grados que caían, literalmente, un paseo de lo más apetecible.

Civita di Bagnoregio

El pueblecito, es de ‘pagamento’ también. 5€ que se han quedado en mi buchaca. Pagar por ver ciertas cosas me da como grima. Ésta es una de ellas.

Vuelvo a la moto. No he sacado ticket. Soy muy rata, lo sé, pero hay cosas por las que prefiero no pagar (las menos a ser posible). Las vistas gratuitas merecen mucho la pena esta parada y con eso me vale. Además, el calor es insoportable y el uniforme motero no ayuda precisamente. Al final llego a la moto y me vuelvo por donde he venido.

Llego al siguiente punto de interés de mi etapa. Orvieto.

Éste si es un pueblo (ciudad) interesante. Venía dispuesto a patear bastante. He encontrado sitio para dejar la moto en el centro pero fuera de la zona peatonal y he visto cosas interesantes. He dado un buen paseo pero insuficiente, es que he salido demasiado pronto esta mañana…

Orvieto. Catedral

Orvieto. Palazzo del Poppolo

Orvieto. Colegiata de San Andrés y San Bartolomé en la Plaza de la República

Después del pateo, cojo la moto y me voy hacia el siguiente destino pensando en encontrar un sitio agradable para comer. No es así y para uno que me parece interesante, estaba en el sentido contrario y antes de poder hacer un giro me meto en un túnel de varios kilómetros y ya no merecía la pena dar la vuelta. Bueno, ya encontraré otro me digo. Pero no, no encuentro otro. Paro para tomar una Coca Zero en un sitio con mesas porque estoy seco y si hay mesas, algo de comer habrá. Tampoco. Tienen comidas muy raras de cerdo. Al final, sólo bebida y sigo hasta L’Aquila.

L’Aquila. Recorriendo la zona de los terremotos

El camino empieza a ser más divertido para la moto. Voy detrás de un camión que va subiendo a más de 100. Es increíble porque es bastante grandote. Puedo pasarlo pero no quiero porque apenas reduce en zonas pobladas. Adelanta a otros camiones (dos seguidos) porque van despacito. Por lo menos es entretenido ver cómo va y cómo se mete en las curvas en el carril contrario viniendo gente. Lo de entretenido es una manera de hablar, yo lo veo bastante peligroso y mantengo una distancia prudencial.

De todos modos, hago aquí un inciso de todos conocido. Los italianos no conducen mal. Simplemente son unos salvajes.

Llego por fin al alojamiento. Demasiado pronto, ni hay nadie ni contestan. Vamos al centro entonces y así lo veo y hago tiempo. Circular se hace muy complicado hay mogollón de obras por todos los lugares y lo que no se está reconstruyendo, está apuntalado. Se hace raro ver edificios más que nuevos con la apariencia de los antiguos, aunque hace más efecto ver los destrozos en las casas apuntaladas.

L’Aquila. Vista desde fuera del casco urbano

Me llego a la plaza principal y me siento en una terracita. Zumo, agua y helado, que aquí, se acierta siempre porque está buenísimo.

Hay muchas más cosas que ver, pero el cansancio y el uniforme no dan para más alegrías.

L’Aquila. Piazza del Duomo

Después de descansar un buen rato me voy al alojamiento. Llamo y que llegan en «quinci minuti». Por fin entro. Una cutrez de habitación (por el precio, poco más se puede pedir). Nuevamente, el párking (privado decía) se ha convertido en párking en la puerta. Está en un sitio algo recóndito, por lo que a pesar de todo, puede valer. Me baño y me quito el sudor, pero la habitación no tiene aire acondicionado (nuevamente el precio) y lo malo es que da a una carretera/calle con mucho ruido y si dejo abierta la ventana, el ruido es grande. Para terminar tiene un Wi-Fi sin acceso a internet.

Bueno, olvidemos todo, al fin y al cabo es una noche. Salgo a buscar de cenar. Mira por donde, antes dando vueltas por el centro he visto un «100 montaditos», no sabía que estaban en Italia.

Al final pasta, cómo no. Vuelvo al B&B y doy por terminada mi etapa.

2 comentarios en «08/07/2019 Civitavecchia-L’Aquila»

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