Última jornada de visitas a faros en nuestro viaje. Esta vez, no han podido ser más días. por lo menos ha sido un relajo y entretenido. Habrá que esperar al año que viene para hacer un viaje en mejores condiciones.
La mañana arranca visitando el faro de Silla. Sin mayores incidencias, porque la moto puede llegar hasta el mismo faro. Realmente, a casi todos los faros de hoy, se podía llegar con la moto. Así pues, habrá que esperar a que retoque la entrada, ya en casa y le añada las fotos para poder ver todos y cada uno de los faros que hemos visitado, que han sido unos cuantos.

Faro de Punta Silla, San Vicente de la Barquera

Zona del faro de Punta Silla
Hasta la hora de la comida, hemos visitado por tanto los siguientes: faro de San Emeterio, visita lamentable porque la finca donde se halla, está cerrada (como todas), además, debido al bosque que rodea la finca, era imposible verlo bien desde fuera. Todas las fotos que hemos hecho tienen a este faro en la lejanía.

Faro de San Emeterio, Caserio San Emeterio
Nos quedaban aún antes de ir a comer los faros de Llanes, Ribadesella y Cabo Lastres.

Faro de Llanes

El toque humano de nuevo

Vista de LLanes (un poco tapada)

Faro de Lastres

Vistas en la zona del faro

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No aparece el faro de Ribadesella porque aunque llegamos cerca (por una carretera muuuy estrecha, estaba dentro de una finca y no hay manera de verlo. Incluso en Google, no veréis sus fotos.
El desayuno en Santillana ha sido tarde (no empezaban antes) por lo que hemos ido bastante apurados de tiempo para ver tantos faros antes de comer, por ello, llegamos a la comida cerca de las 3:00 de la tarde. No se nos ocurrió hacer una reserva siendo como era un restaurante lejos de ciudades importantes y algo escondido, amén de pillarnos en un día entre semana. Craso error, estaban llenos, pero esta vez la suerte estaba de nuestro lado, les habían cancelado una mesa y eso nos ha permitido sentarnos en la terraza a comer. La suerte ha seguido de nuestro lado, porque la comida ha sido realmente impresionante, por eso estaban llenos. Jamás hubiéramos imaginado comer tan bien en ese sitio. Para apuntar.

En la Terraza dispuestos para comer

Entrecote. Desgrasado y listo para engullir al completo

Para los interesados, buscando por este nombre lo encontraréis
Ya comentaba antes que la etapa ha sido espesa. Todavía nos quedaban tres faros más por visitar. El primero el faro de Cabo Torres. Visita complicada. Debido al cierre de un túnel (que debe llevar años cerrado) y el navegador no lo debía saber. Ha sido imposible llegar al punto de destino. No nos ha quedado más remedio que buscar una alternativa que nos ha llevado a pasar por carreteras imposibles en las que no cabían dos coches, algunas curvas donde mi moto, no podía entrar y he tenido que maniobrar. Esto con el añadido de una pendiente muy pronunciada. De veras que ha sido complicado este tramo para llegar al faro. Lo único bueno, es que han sido pocos kilómetros.
El caso es que al fin llegamos al punto de partida. La zona donde se halla el faro está en una zona portuaria rodeada de minas de carbón y en lo alto de la montaña donde está también hay un Castro, pequeño y poco vistoso. Es el turno de la mala suerte, al añadido de no haber podido llegar a la primera por el error del navegador, hay que sumar que el paso hasta el faro está cerrado a vehículos y transeúntes por lo que hemos tenido que verlo de lejos. Esto, unido a lo poco agraciado del entorno, nos permite afirmar que ha sido la peor visita del día.

Faro de Cabo Torres, Gijon, en la lejanía

Metiendo el zoom a la cámara
Siguiendo la ruta, tenemos aún por delante tres nuevos faros: San Antonio de Candas, cabo Peñas y faro de San Juan, estos ya sí que sin ningún impedimento ni complicación.

Faro de San Antonio de Candas, Candás

De los pocos faros que, como se ve, abierto

Faro de Cabo Peñas, Gozón

Faro de San Juan, Avilés

Obviamente… Cerrado
Con todo esto ya podéis imaginar que la llegada al hotel en Salinas, ha sido más bien tarde, un poco pasadas las ocho. lo suficiente para darnos una buena ducha, cambiarnos de ropa y salir a buscar un sitio para cenar.
El hotel… Curioso, dejémoslo así. En la zona de playa encontramos un restaurante. No ha sido una maravilla, pero el entorno merecía la pena, de modo que podemos decir que la cena no ha estado del todo mal.

Esperando la cena
Para celebrar que es nuestro último día de ruta, después de cenar nos damos un homenaje y nos tomamos un Jeríguay. Y ya estamos en la habitación para descansar.