Mis viajes y…

Bueno hoy tocaba una etapa más o menos de relajo, puertos ligeros y no excesivamente larga. Sin embargo ha sido digamos, curiosa. Yo creo que el Tomtom debía estar fumado cuando me hizo la ruta. Los sitios por los que pasado son los que yo le puse, pero las carreteras por las que me ha llevado hasta llegar a ellos, no me las podría haber imaginado nunca. La verdad es que ya lo dije ayer, pero me ha llevado por sitios que no son en absoluto los habituales y además no coincidían con lo previsto. Seguramente, por no ampliar el mapa, la ruta era ‘cercana’ a la que pretendía. ¿Porqué?… algún parámetro inconscientemente indicado. Primero por una carretera que era cuasi asfaltada y luego por otra de rango cuasi comarcal. La ventaja es que los sitios por los que me he llevado han sido cuando menos ‘originales’ y la verdad es que ha merecido la pena a pesar del estado de algunas carreteras. Eso sí, como dicen algunos compis, una GS me habría venido de perlas. La media no creo que haya pasado de 30, pero ya digo que ha merecido la pena.

Antes de hablar de los puertos por los que he pasado, comentemos el tema turístico. Ya sabéis, el complemento vitamínico de mi Transpirenaica. La primera visita: Jaca. Pueblo grande y con cosas que ver y que recomiendo, pero donde no me he parado porque Jaca ya lo he visto unas cuantas veces en visitas con mi familia, de modo que he pasado del tema y he seguido hacia el siguiente punto turístico del día, el Monasterio de Siresa. Aquí comenzamos con el resultado del «itinerario Tomtom». Me lleva por una carretera local en vez de por la nacional. La carretera parecía una montaña rusa, menos mal que no había agujeros. En ella me cruzo con otro motero que debía estar dando la vuelta al mundo, porque llevaba una rueda de repuesto en el costado y, la verdad, aquí en España, muy necesario no lo veo. Eso si, o iba despistado o era un maleducado de coj**** porque no me ha devuelto el saludo. Un tipo así, me parece que debería dar ejemplo y, si no saluda, cuando menos, devolverlo.

Bueno, por fin, llego a Siresa. Aún faltaba media hora para que abrieran el Monasterio. Los inconvenientes de salir pronto de cada sitio. Como el pueblo no tiene gran cosa, ni un bar cercano donde tomar un café, paso de esperar y sigo buscando los pueblos de Roncal y Ansó, obviamente sigo por el «itinerario Tomtom», es decir, carreteras locales estrechas, reviradas y alguna ‘cuasi’ asfaltada. Maravilloso. En cualquier caso, remacho, los paisajes son estupendos. El día da para eso de tan claro que estaba.

Desde aquí, y pasando por Ansó y Roncal, que no paro porque no los veo muy interesantes, me dirijo ya hacia Francia con idea de coronar el Col de la Pierre de St. Martín, pero….. no puse marca en el Tomtom en lo alto del col y el famoso «itinerario Tomtom», me sigue llevando por carreteras comarcales que, además, evitan este paso, de modo que, me queda pendiente para otro viaje si quiero verlo. Me consuelo pensando que aún me quedan los puertos, el col de Bagargi y el de Buridicurutcheta.

Como decía, siguiendo por donde me lleva el fumao (esta vez va bien porque los siguientes puntos si que estaban marcados), llego a las Gorges de Kaouette. Unas gargantas recomendadas para ver… andando. Pero entre que el camino supone dos horas de tiempo estimado (ida y vuelta) y que había más gente que en la guerra, tan siquiera  he parado. La carretera estrecha y toda la zona de Parking llena a rebosar.

Por la misma carretera y algo más adelante se encuentra un merendero que viene bien para comer. Ya lo había planificado en el itinerario al ver las fotos en el Google Maps. Advertencia: no os dejéis llevar por las fotos. El sitio, como un merendero más de los muchos que te encuentras por España pero en peor, aunque las fotos hacían honor en una cosa: el sitio es agradable. La variedad del menú, que lo había, nula, pero dado que ya son casi las 2 de la tarde decido quedarme a comer. Además, es el punto de partida para el puente colgante que cruza las Gorges d’Holzarté y es una buena hora para plantearse andar hasta la dichosa pasarela. De la comida, decir que lo que he pedido estaba bueno. He tenido que ir a por un entrecot. No es lo mejor por el calor y para seguir rodando, pero ya digo que no había muchas cosas más, diferentes clases de tortilla con ‘cosas’ y después del revuelto de gambas de ayer, no era plan. No sé cuál será el salario medio francés, pero siempre que estoy en merenderos o similares por Francia me parecen malos y sobre todo caros.

El dueño o encargado, habla español y por toda la zona por la que paso hay carteles en Vasco y francés. También hay muchas pintadas con ‘gora E.T.A’. No se si por aquí habrá podido suceder como en nuestro país Vasco, pero si que se siente todo Vasco a ojos del visitante.

Esto es lo que ha dado de sí la ruta de la mañana:

Después de comer, me dirijo hacia el puente colgante de Holzarté. Me dicen que son dos horas entre la ida y la vuelta. Como quedan 50 kms al destino, me parece asumible, total son las 14:30, o sea, pronto, eso sí, la peor hora de calor y hoy hace algo más, sin embargo, pienso… que como el camino no es en campo abierto, va por entre el bosque y pegado a un río, no se pasará tanto calor… Error. No contaba con la pendiente del camino. Una cuesta increíblemente dura, a la que si le sumamos mi uniforme de motero, casco y mochila de bandolera… me ha llevado a rendirme a medio camino. He dejado mi orgullo en tierra francesa y me llevo una estupenda chupa de verano toda sudada para lo que me queda de camino.

Como comentaba antes, quedan dos puertos franceses, Bagargi y Buridicurutcheta. Bagargi es agradable, abierto y con mucho paisaje para disfrutar aunque no es muy alto, el segundo, parecido. Al final, son 45 kms los que quedan hasta el hotel. Al desistir de mi caminata al puente colgante, llego muy pronto. Me aseo y me cambio el uniforme. Estoy situado en una zona residencial y algún comercio básicamente, por lo que no hay mucho que ver y además, se sale de esta zona a carretera abierta en tan sólo 15 minutos andando. Vuelvo a la habitación, qué remedio, busco alguna emisora para pasar un rato y encuentro tres emisoras vascas que en función del contenido, hablan en cristiano. No hay aire acondicionado y el sol pega en la fachada donde está mi habitación, como llevamos días con la temperatura baja, a pesar del sol, no se está mal, de hecho, me he tomado una Coca en la terraza del bar con todo el sol dando de frente (la cabeza a la sombra claro). Ahí he estado un buen rato admirando el paisaje, original por cierto, ya que justo enfrente del hotel se halla una Iglesia ¡con su cementerio!. Más que tapia, es una valla lo que tiene, por lo que todo queda a la vista. Menos mal que a mi no me da mal rollo. Además, pienso que poco ruido harán por la noche, así que dormiré tranquilo por su parte.

Y esto es lo que ha dado de si el itinerario de tarde:

Llega la hora de cenar. A las 7:45 bajo a ver qué hay. Mujer, perdóname, me he rendido a la tentación y me he tirado a un pescado, ‘calamares en su tinta’, luego, para desengrasar he pedido una Mousse de chocolate que a Ana no la hubiera gustado pero a mi si. desde el primer día de vuelta a casa, prometo hacer penitencia, ayúdame cariño.

En cuanto a mañana, la ruta es muy corta, tan corta que para darla un poco de alegría, la he añadido una excursión hacia la costa y voy a San Juan de Luz. Aunque eso, está por decidir según me vea en la moto cuando termine el itinerario ‘oficial’. Al menos término en sitios que hablan español, aunque, como en Cataluña, no es lo mismo que estar en España. Que triste. Punto y aparte.

Una última referencia al tiempo. Sigue habiendo nubes por aquí, como el desayuno también es tarde aquí (a las 8), según lo vea, me pongo el chubasquero o no. Hoy, salvo la media machada que me he hecho, no me lo habría quitado tampoco, o sea, que el tiempo sigue siendo fresquito. Mejor para subirse a la moto que, por cierto, está asquerosa la pobre.