Con la etapa de hoy, damos por finalizada las etapas Portuguesas. La vuelta no la realizaremos directamente a Madrid sino que mañana haremos un recorrido ambicioso por los Cañones del Sil.
Volviendo al principio, hoy hemos arrancado buscando Viana do Castelo, nuestra primera parada. Un pueblo bonito y unas carreteras muy apropiadas para moteros, que por cierto, no hemos visto muchos. Buen asfalto, buenas curvas… En cuanto al pueblo, mejor verlo.
El principal monumento de este pueblo es la Basílica de Santa Luzia. Un espectacular templo que se levanta en lo alto del monte de Santa Luzia. En la zona antigua tenemos el antiguo Ayuntamiento a mis espaldas y la Iglesia y Casa de Misericordia detrás de la fuente. Están situados en la Plaza de la República y es lo más interesante de la ciudad que, por otra parte, está repleta de museos.
Ya casi terminando nuestro itinerario por Portugal, llegamos a la frontera, al pueblo de Valença do Minho. Un pueblito volcado en el turismo y en los españoles que van a por lo típico de Portugal, mantelerías. Aunque ese tiempo ya pasó y hay de todo para cualquier tipo de turista. Por lo demás, todo gira en torno a su fortaleza, cuyo contenido es el consabido tiendeo.
Nuestra siguiente parada es en España ya, el Castro de Santa Tegra. Lo importante de este castro es su distribución, y el tamaño que es espectacular, ya que albergaba a más de 3000 personas. Por lo demás son casas circulares de piedras. Tienes que trasladarte mentalmente a los siglos II-I a.C. para entender lo que significa una construcción como la que estás viendo. Para unos son redondeles de piedras, a mi me parece espectacular que estás construcciones lleguen hasta nuestros días y podamos admirarlas.
A pesar de lo visto, todavía no habíamos comido, de modo que decidimos bajar a Guarda, el pueblo más cercano, para comer. Nos atacan con publicidad de un restaurante y acudimos a él. Una terraza al mar nos lleva a pedir una suculenta comida, no podía ser menos. Un pulpo a la gallega pero sin pimentón y con cama de queso de tetilla fundido nos recibe. Original y bastante bueno. Después como plato principal y único un arroz con bogavante algo más que decente, como todos los arroces muy bien servido. No abusamos en los postres y pedimos una tarta de queso a compartir (menos mal que es pequeña) después los cafés de rigor y a las motos para seguir nuestro itinerario.
Seguimos evitando autopistas y por unas carreteras envidiables para los amantes de las dos ruedas, llegamos a Ribadavia. La verdad, es que estamos muy cansados y reducimos el perímetro de búsqueda de monumentos al mínimo y no nos movemos del mismo Centro. Después de que el arroz empezara a inflarse en nuestro interior, aprovechamos la parada para apaciguarlo, reponer líquidos y descansar en una terraza.
No había nada más planificado. Después de las visitas, montamos por última vez hoy para llegar a nuestro destino, Os Peares, puerta de entrada a los Cañones del Sil.
Nos recibe una amable señora mayor, que no anciana y después de asearnos y de una pequeña charla nos dirigimos a cenar. Único sitio, el bar del pueblo. Única plato, bistec con patatas y ensalada. Buscaba mi pescadito para compensar la hamburguesa del día anterior, pero no ha podido ser. Luego vuelta a la casa rural, escribir la correspondiente crónica y descansar para la etapa de mañana que es también dura.