Mis viajes y…

12 de julio 2017. Coimbra – Guimarães

Como ya anticipaba ayer, esta mañana, aprovechando que la salida de la habitación no era hasta las 12, nos hemos acercado a primera hora al casco antiguo de Coimbra que está inmediatamente detrás del hotel, muy cerquita vamos. Hemos visitado el casco antiguo y al final ha resultado muy completa la visita dado que no estaba así plantificado.

La visita ha comenzado por la Catedral antigua. Después, nos hemos acercado a la zona de la Universidad. Allí hemos entrado a su famoso patio y un servidor se ha colado con un grupo de turistas y ha hecho fotos dentro de la capilla de San Miguel. La Sala dos Capelos que es la sala principal de la Universidad y que se utiliza para las ceremonias académicas, estaba de reformas por lo que no hemos podido entrar ni tan siquiera colarme con el grupo de antes.

Como hay algunas fotos interesantes, aquí tenéis unas pocas.

Es lo único que hemos podido ver de Coimbra. Una vez terminado este paseo, hemos vuelto al Hotel y tras cargar las motos con los equipajes, emprendemos camino a Viseu, pueblo que nos ha sorprendido gratamente. Hemos dado un paseo por la zona monumental y después de tomar unas aguas hemos buscado el restaurante que tenía apuntado y que, ¡cómo no!, se hallaba cerrado por las fiestas que estaban celebrando, con lo que hemos emprendido camino hacia el hotel pensando en parar en cualquier restaurante en el camino.

No tardando mucho hemos recalado en un restaurante de ambiente… rústico donde hemos tomado algo parecido a un plato combinado: filete de cerdo, patatas fritas de bolsa, arroz blanco muy blanco, un huevo y una ensaladita. Normalito y justito, pero suficiente para callar nuestras tripas.

Toca emprender rumbo al hotel, pero el destino ha querido darnos alguna alegría. Para empezar, el navegador nos ha dicho según avanzábamos un desvío por el que nos ahorrábamos 22 minutos, ¿cómo no hacer caso a tanta amabilidad?, así que cambiamos nuestra trayectoria y llegamos a un pueblo no planificado, que al verlo desde nuestras monturas nos ha impresionado y hemos decidido parar (hemos reducido el viaje en 22 minutos) para verlo con más detalle: Lamego.  Hemos parado, hemos hecho fotos por doquier y nos hemos tomado un granizado de limón como premio a nuestros esfuerzos.

Entre las fotos que adjunto, tenemos una estatua homenaje al Regimiento de Infantería 9 en Lamego. Desde el 6 de septiembre de 1839, fue la primera unidad del Ejército acuartelada en esta ciudad. Su comportamiento heroico en la I Guerra Mundial, especialmente en la Batalla de Neuve Chapelle, en marzo de 1915, le valió el lugar de honor en su Brigada: la prerrogativa de formar a la derecha de todos los batallones. Al fondo se vislumbra el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios. Como se puede observar lejanamente en la foto. Tenía pinta de ser muy interesante pero los cerca de 700 escalones que había que subir nos hizo desistir de su visita.

Por si nos hubiera sabido a poco, unos cuantos kilómetros más adelante, ha aparecido como de la nada una subida y su correspondiente bajada de un puerto cuyo nombre no recuerdo, pero que está en el trayecto que va de Vila Real a Amarante. Laaaaargo, curvas no excesivamente cerradas… Un paraíso motero. No quedaba más remedio que aprovecharlo para limpiar la carbonilla de nuestro motores.

Nos acercamos a destino y… como siempre, el paso por pueblos es insufrible y se hace más largo que toda la etapa que ya llevamos a nuestras espaldas. No obstante, el balance nos ha parecido tan positivo que damos por buenos estos pequeños inconvenientes.

Ya por fin, llegamos a nuestro destino, Guimarães. Después de dejar las motos en un garaje, subimos a las habitaciones a asearnos, que buena falta nos hacía porque hoy nos ha abandonado ese viento fresquito que siempre nos acompañaba. Al ver la habitación, no puedo dejar de pensar en mi hija que trabaja en una residencia de ancianos. No es solo que sea viejo el hotel, que lo es y mucho, es que huele a viejo. Como detalle para que os hagáis una pequeña idea, decir que las almohadas están rellenas de trozos de gomaespuma (no es broma). Bueno, al fin y al cabo es una noche y está viejo pero limpio… creo.

Después de asearnos, nos dirigimos a cenar. Una hamburguesa nos parece perfecto, además, para auto-engañarnos, nos decimos que no son muy grandes (eso sí es cierto, son de 160 gramos) Después de la cena, nos dirigimos a la zona monumental donde nos sentamos en una terraza a tomar un café. Pronto nos volvemos al hotel que mañana hay que desayunar a las 7:30 y además tenemos buena ruta, con muchas cosas que ver.

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